lunes, 18 de junio de 2012

Reflexión: Los Clavos



Había una vez un chico con mal carácter. Su padre le dio un saco de clavos y le dijo que clavara uno en la verja del jardín cada vez que perdiera la paciencia o se enfadara con alguien. El primer día clavó 37 clavos.
Durante las semanas siguientes se concentró en controlarse y día a día disminuyó la cantidad de clavos nuevos en la verja. 
Había descubierto que era más fácil controlarse que clavar clavos.
Finalmente llegó un día en el que ya no clavaba ningún clavo nuevo. Entonces fue a ver a su padre para explicárselo. Su padre le dijo que era el momento de quitar un clavo por cada día que no perdiera la paciencia. Los días pasaron y finalmente el chico pudo decir a su padre que había quitado todos los clavos de la verja. El padre condujo a su hijo hasta la verja y le dijo: "Hijo mío, te has comportado muy bien, pero mira todos los agujeros que han quedado en la verja. Ya nunca serás como antes. Cuando discutes con alguien y le dices cualquier cosa ofensiva le dejas una herida como ésta. Puedes cortar con una navaja a una persona y después pedirle perdón, pero siempre quedará la herida. No importan las veces que le pidas perdón, la herida permanecerá. Una herida provocada con la palabra hace tanto daño como una herida física".

MORALEJA: Debemos aprender a dominar nuestro temperamento y a tener más cuidado cuando abrimos nuestra boca al momento de expresarnos.





1 comentario:

  1. esta bueno! pero prefiero perdonar sin rencor! de corazon, no anido rencores, somos seres imperfectos y como buenos seres humanos nos equivocamos y es de mucha grandeza el pedir perdon. Dice la BIBLIA que el ocaso no te encuentre con rencor en tu corazon!TE QUIERO Y AMO TUS FOTOS.

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