jueves, 24 de abril de 2014


Ushuaía
Foto: Gloria Jiménez


Un tigre hambriento consiguió atrapar un zorro y se dispuso a devorarlo. Disimulando su terror y sacando fuerzas de flaqueza, el zorro, en su intento por sobrevivir, dijo:
—¡Un momento! ¡Detente! Te aseguro que yo soy el rey de los animales del bosque. Tal es el mandato del Dios Celestial que nadie puede desobedecer. A pesar de tu mucha fuerza, no podrás hacerme ningún daño, pues, si lo intentaras, serías severamente castigado por el Cielo.
—¡Vaya! —exclamó sorprendido el tigre—. Jamás había oído cosa semejante. ¿Cómo puedes demostrarme que efectivamente eres el rey de los animales del bosque por decreto del Dios Celestial?
—Nada es más fácil que eso —declaró el zorro, aparentando seguridad y arrogancia—. Ahora vamos a dar un paseo por el bosque. Tú sígueme a corta distancia y observa cómo todos los animales huyen de mí.

Componiendo la figura y pisando con firmeza, el zorro comenzó a caminar airosamente, seguido a corta distancia por el tigre. El felino se quedó totalmente perplejo cuando comprobó que los animales salían corriendo al paso del zorro, sin percatarse de que era del feroz tigre y no del inofensivo zorro del que huían.

MORALEJA: Más vale astucia que fuerza.

jueves, 17 de abril de 2014

El viejo perro de caza

El Viejo Compañero - Mar Chiquita (2010)
Foto: Gloria Jiménez

Hace muchos años, vivía un viejo perro de caza, cuya avanzada edad le había hecho perder gran parte de las facultades que lo adornaban en su juventud. Un día, mientras se encontraba en una jornada de caza junto a su amo, se topó con un hermoso jabalí, al que quiso atrapar para su dueño. Poniendo en ello todo su empeño, consiguió morderle una oreja, pero como su boca ya no era la de siempre, el animal consiguió escaparse.
Al escuchar el escándalo, su amo corrió hacia el lugar, encontrando únicamente al viejo perro. Enfadado porque hubiera dejado escapar a la pieza, comenzó a regañarle muy duramente.
El pobre perro, que no se merecía semejante regañina, le dijo:
-Querido amo mío, no creas que he dejado escapar a ese hermoso animal por gusto. He intentado retenerlo, al igual que hacía cuando era joven, pero por mucho que lo deseemos ambos, mis facultades no volverán a ser las mismas. Así que, en lugar de enfadarte conmigo porque me he hecho viejo, alégrate por todos esos años en los que te ayudaba sin descanso.

Moraleja: respeta siempre a las personas mayores, que aunque ya no puedan realizar grandes proezas, dieron sus mejores momentos.

A.A.

jueves, 10 de abril de 2014

Muere lentamente...

C.A.B.A. 2014
Foto: Silvia Faenze


Muere lentamente

quien se transforma
en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días


los mismos trayectos.



Quien no cambia de marca,
no arriesga vestir
un color nuevo
y no le habla
a quien no conoce



Muere lentamente
quien hace
de la televisión su gurú.



Muere lentamente
quien evita una pasión,
quien prefiere
el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes”
a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan
el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos
y sentimientos.



Muere lentamente
quien no voltea la mesa
cuando está infeliz
en el trabajo,
quien no arriesga
lo cierto por lo incierto
para ir detrás de un sueño,
quien no se permite
por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.



Muere lentamente
quién deja escapar un posible amor,
con tal de no hacer el esfuerzo
de hacer que éste crezca.
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra
gracia en si mismo.



Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.



Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose
de su mala suerte
o de la lluvia incesante.



Muere lentamente,
quien abandonando
un proyecto
antes de empezarlo,
el que no pregunta
acerca de un asunto
que desconoce
o no responde
cuando le indagan
sobre algo que sabe.



Evitemos la muerte
en suaves cuotas,
recordando siempre
que estar vivo
exige un esfuerzo
mucho mayor
que el simple hecho
de respirar.



Solamente
la ardiente paciencia
hará que conquistemos
una espléndida felicidad.


Autor: Pablo Neruda

jueves, 3 de abril de 2014

¿A quién dejamos entrar?

Belleza Rojinegra
Cataratas del Iguazú/Misiones (2013)
Foto: Gloria Jiménez

Una mujer regaba el jardín de su casa y vio a tres viejos con sus años de experiencia frente a su jardín.
Ella no los conocía y les dijo:
No creo conocerlos, pero deben tener hambre.
Por favor entren a mi casa para que coman algo.
Ellos preguntaron:
-¿Está el hombre de la casa?
-No, respondió ella, no está.
-Entonces no podemos entrar, dijeron ellos.
Al atardecer, cuando el marido llegó, ella le contó lo sucedido.
-¡Entonces diles que ya llegué invítalos a pasar! .
La mujer salió a invitar a los hombres a pasar a su casa.
-No podemos entrar a una casa los tres juntos, explicaron los viejitos.
-¿Por qué?, quiso saber ella.
Uno de los hombres apuntó hacia otro de sus amigos y explicó:
Su nombre es Riqueza.
Luego indicó hacia el otro.
Su nombre es Éxito
y yo me llamo Amor.
Ahora ve adentro y decide con tu marido a cuál de nosotros 3 desean invitar a vuestra casa.
La mujer entró a su casa y le contó a su marido lo que ellos le dijeron.
El hombre se puso feliz  ¡Qué bueno! Y ya que así es el asunto entonces invitemos a Riqueza, que entre y llene nuestra casa.
Su esposa no estuvo de acuerdo:
Querido, ¿porqué no invitamos a Éxito?
La hija del matrimonio estaba escuchando desde la otra esquina de la casa y vino corriendo.
¿No sería mejor invitar a Amor? Nuestro hogar estaría entonces lleno de amor.
Hagamos caso del consejo de nuestra hija, dijo el esposo a su mujer. Ve afuera e invita a Amor a que sea nuestro huésped.
La esposa salió y les preguntó
¿Cuál de ustedes es Amor?
Por favor que venga y que sea nuestro invitado.
Amor se sentó en su silla y comenzó a avanzar hacia la casa.
Los otros dos también se levantaron y le siguieron.
Sorprendida, la dama les preguntó a Riqueza y a Éxito:
Yo invité sólo a Amor ¿porqué Uds. también vienen?.
Los viejos respondieron juntos:
-Si hubieras invitado a Riqueza o a Éxito los otros dos habrían permanecido afuera, pero ya que invitaste a Amor, donde vaya él, nosotros vamos con él.
Donde quiera que hay amor, hay también riqueza y éxito.

A.A.