jueves, 27 de febrero de 2014

Es tiempo de soltar amarras...

La vida, un largo camino
Lago Puelo/Chubut (2013)
Foto: Gloria Jiménez


Aquí dejo todo lo que me hace daño.
Es tiempo de ser más fluido con la gente, conmigo mismo.
Es momento de dejar ir, de permitir que el viento me despeine y me sacuda; que se lleve el resentimiento, que mi alma perdone deudas y deudores.
Es tiempo de que me perdone a mí mismo; ya me regañe bastante.
Fueron muchas las piedras que yo mismo puse en mi camino; los puentes dinamitados...
Para autocastigo ya estuvo bien; elijo el camino de la aceptación; es más barato.
Acepto y entiendo que merezco empezar de cero; con alma transparente, y espíritu tranquilo.
En mi vida, a partir de ahora, lo que ha de ser, será.
Entiendo que por más que me angustie, no agregaré un centímetro a mi estatura; Jesús tenía razón.
Es tiempo de relajarme. Dios no me está juzgando.
Así que, ¿por qué habría yo de hacerlo?.
Es hora de levar anclas... De liberar cosas, de soltar gente.
Nadie tiene porque ser como yo quiera. Así están perfectos.
Así ha funcionado hasta este momento su vida.
¿Qué mejor prueba podría pedir para convencerme?.
Me dedico a atender lo mío, a refundarme.
Viene bien tirar lo que ya no sirve, perdonar.
Entre ser feliz y tener razón, elijo lo primero.
Tener la razón es el peor de los desgastes, pues te quita el sueño intentando corregir al universo.
Es hora de soltar amarras, de confiar más en el Universo y menos en la apariencia de este mundo convulso.
Me dejo ir. La vida me conduce.
Quiero comenzar de nuevo con un corazón joven, que brinque de gusto con los cantos que anuncian el día.
Como cuando éramos niños ¿Te acuerdas?.
Un alma que sea capaz de asombrarse con el amarillo de los girasoles, de ver en el cielo un milagro pintado de azul y no sólo un día más, llano y simple.
Es tiempo de soltar amarras y maravillarme.
He estado demasiado ocupado para ver las estrellas.
Elijo mirar la sonrisa del sol.
Elijo abrazar al aire.
Me ama lo suficiente para mantenerme con vida.
¿Qué mejor prueba de amor?.
Afortunadamente, se me dio la facultad de elegir.
Elijo controlar a mis propios demonios.
Es más... he decidido darles largas vacaciones.
Es tiempo de soltar amarras, de levar anclas, de dejarme en paz.
De tanto pelear conmigo mismo, se me está olvidando a que saben las sonrisas.
¡Qué estupendo es cuando no controlas a nadie!
¡Cuando no pides cuentas!
¡Cuando tiras a la basura los rencores!
A partir de ahora quiero ser más justo; la vida no es un tablero de ajedrez ni las personas caballos o alfiles.
Trato a la gente como me gustaría que me trataran.
Si algo nos debemos, te ofrezco un abrazo, te pido una disculpa.
Yo ya me perdoné.
¿Podrías hacerlo tú también?. Yo te invito.
Renovación es una palabra muy comprometedora...
¡Te obliga a caminar sin excusas!
Sin nadie a quien echarle la culpa de nada.
Pero definitivamente es el camino al cielo.
Nada es casualidad, no hay accidentes en el mundo de la voluntad. Por eso, sea cual sea la razón por la que estés leyendo estas líneas, elijo creer que el universo nos permitió crear este lazo, aun cuando ni siquiera nos hayamos visto.
Elijo creer que estemos dispuestos a sembrar más sonrisas en nosotros mismos y en la gente.
Te deseo que, ahora y siempre, estés lleno de bendiciones.
Si sueltas tus amarras, tendrás las manos libres para recibirlas.

(A.A.)

jueves, 20 de febrero de 2014

El Círculo del Odio

Primera luna llena del año
Lago Puelo/Chubut (2014)
Foto: Gloria Jiménez

El dueño de una empresa gritó al administrador, porque estaba enojado en ese momento.
El administrador llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de gastar demasiado, al verla con un vestido nuevo.
La esposa gritó a la empleada porque rompió un plato.
La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar.
El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque obstaculizaba su salida por la puerta.
Esa señora fue al hospital a vacunarse contra la rabia y gritó al joven médico porque le dolió cuando le aplicó la vacuna.
El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado.
La madre le acarició los cabellos diciéndole: Hijo querido, mañana haré tu comida favorita.
"Tú trabajas mucho, estás cansado y necesitas de una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que descanses con tranquilidad. Mañana te sentirás mejor".
Luego lo bendijo y abandonó la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos...
En ese momento, se interrumpió el CÍRCULO DEL ODIO, porque chocó con la TOLERANCIA, el PERDÓN y el AMOR.
Si has ingresado en un CÍRCULO DE ODIO, acuérdate que con tolerancia, y disposición al perdón y sobre todo, con amor, puedes romperlo.

(A.A.)

jueves, 13 de febrero de 2014

El Valor del Saludo


El Guardián
Ciudad de Córdoba
Foto: Gloria Jiménez

Cuenta una historia que un hombre trabajaba en una planta empacadora de carne en Noruega. Un día, terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo; se cerró la puerta con el seguro y se quedó atrapado dentro del refrigerador. Golpeó fuertemente la puerta y empezó a gritar, pero nadie lo escuchaba. La mayoría de los trabajadores se habían retirado ya a sus casas, y era casi imposible escucharlo por el grosor que tenía esa puerta. Llevaba cinco horas en el refrigerador al borde de la muerte. De repente se abrió la puerta. El guardia de seguridad entró y lo rescató. Después de esto, le preguntaron al guardia: “¿A qué se debe que se le ocurrió abrir esa puerta, siendo que no es parte de su rutina de trabajo?”. Él explicó: “Llevo trabajando en ésta empresa 35 años; cientos de trabajadores entran a la planta cada día, pero él es el único que me saluda en la mañana y se despide de mí en las tardes. El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible”. “Hoy me dijo ¡Hola! a la entrada, pero nunca escuché: ¡Hasta mañana!”. “Yo espero por ese hola, buenos días o hasta mañana cada día. Sabiendo que todavía no se había despedido de mi, pensé que debía estar en algún lugar del edificio, por lo que lo busqué y lo encontré.
(A.A.)

jueves, 6 de febrero de 2014

El silencio...

Luz de Luna 
-Puerto Iguazú- (2013)
Foto: Gloria Jiménez

Tu silencio interno te vuelve impasible.
Haz regularmente un ayuno de la palabra para volver a educar al ego que tiene la mala costumbre de hablar todo el tiempo.
Practica el arte de no hablar.
Toma un día a la semana para abstenerte de hablar.
Habla simplemente cuando sea necesario. 
Piensa lo que vas a decir antes de abrir la boca. 
Sé breve y preciso ya que cada vez que dejas salir una palabra, dejas salir al mismo tiempo una parte de tu energía. De esta manera aprenderás a desarrollar el arte de hablar sin perder energía.
Nunca hagas promesas que no puedas cumplir.
No te quejes y no utilices en tu vocabulario palabras que proyecten imágenes negativas porque se producirá alrededor de ti todo lo que has fabricado con tus palabras cargadas de tu propia energía.
Si no tienes nada bueno, verdadero y útil qué decir, es mejor quedarse callado y no decir nada.
(A. Anónimo)