viernes, 17 de abril de 2015

Un domingo diferente... (hecho de la vida real)




"Atardecer estival"/Córdoba Capital
Foto: Gloria Jiménez


El año pasado decidí comprar el diario de los domingos es más lindo leer en papel que en la página de internet. Alrededor de las 8.30 escuché la bocina del diarero del barrio y salí, ya había pasado, estaba en la esquina y le hice señas con la mano para que viniera… dio la vuelta y advertí que venía mirando para un lado y otro y pensé "éste perdió la plata"… cuando estuvo cerquita casi al borde de la vereda, le pregunté “¿que buscas?”… “la plata, perdí la billetera señora… me muero…”, me contestó, mientras se buscaba en los bolsillos y entre los diarios y las revistas que llevaba en el canasto… “bueno, tranquilízate y buscala bien” le dije… “recorré los lugares por donde anduviste, anda despacio, mirá bien, recorré desde donde hiciste la última cobranza… aún no hay mucha gente en la calle, vas a tener suerte, ya vas a ver... cuando la encuentres volvé, yo te espero...”
Entré a la casa busqué la escoba (no para volar, eh???? aunque soy bruja hoy no me toca…. jajjajajaja) y me acordé de mi viejita, ella solía decirme cuando algo se me perdía, además de “no perdes la cabeza porque la tenes pegada, abriboca”… “rezá siete glorias a San Antonio y lo encontrás”, yo no rezaba porque no creía en “esas cosas” y ella rezaba por mí y yo las encontraba… y empecé a rezar mientras barría la galería y la vereda, llegué a los siete glorias y el pibe pasa de nuevo y me dice “no la encuentro señora…”, “ya la vas a encontrar, mirá bien…” le dije y seguí barriendo…
Al rato aparece, “¿y…?” le pregunté, “la encontré!” me contestó alegre y aun nervioso y seguía comentado, era una catarata de palabras, quería darme el diario, buscaba en el revoltijo de su canasto entre diarios y revistas y aun se le mezclaban los hechos... “estaba en la esquina, se ve que cuando di la vuelta se me cayo” decía, “bueno, ¡¡¡¡que bieeen!!!!... calmate y pensá esto que te pasó, este susto, no es más que aprendizaje” le dije y continué con las recomendaciones (¿raro, no? pero me sale la Maestrita Ciruela), “no pongas la plata en los bolsillos” “siempre pone la billetera en el mismo lugar”… “ponela debajo de los diarios”... “separa los billetes grandes de los chicos, no tengas todo junto”… y le agregué "recé por vos, para que la encontraras"… a lo que respondió “gracias señora yo también recé, si perdía la plata me echan del trabajo, hace poquito que estoy, es mi primer laburo”… sentí una emoción muy grande al saber que ese pibe que tiene su primer trabajo lo salvó encontrando su billetera; ese día me sentí un ángel guardián.
Gloria Jiménez.

viernes, 10 de abril de 2015

Dormir y afilar el hacha


Foto: Gloria Jiménez/2015

Un maestro y su discípulo se preparaban para cortar leña:
El discípulo trabajó sin detenerse a descansar, y acumuló una gran pila de leños.
El Maestro en cambio, dividió el trabajo en 2 periodos, cortando leña durante 50 minutos y descansando 10.
Al terminar, el Maestro reunió una pila de leños mucho mayor.
El discípulo, extrañado por lo que acababa de suceder le preguntó:
-¿Cómo es posible que hayas juntado mas leños que yo si estuviste descansando varias ocasiones?
El Gran Maestro le contesto:
-Mientras descansaba afilaba el hacha.

Poseer paciencia, supone disponer de la capacidad para soportar algo sin alterarse, ser portador de una habilidad para realizar trabajos complicados o minuciosos. Es saber esperar inteligentemente  cuando un deseo es muy anhelado.
Es disponer de la lentitud adecuada, para superar lo que se hace con normalidad y convertirlo en extraordinario. La calma para poder soportar situaciones difíciles y salir indemnes, también indica paciencia, al igual que el autocontrol sobre uno mismo.
Muchas de las virtudes más preciadas que poseemos los humanos (la generosidad, la tolerancia, la esperanza, la insistencia, la voluntad, el equilibrio, etc. están estrechamente relacionados con la paciencia. Para ejercitarla, es necesario empezar por trabajarla con uno mismo, puesto que en la actualidad nuestro modelo de vida se encamina a potenciar, el "Date prisa", "Ahora mismo", "Yo lo necesito primero", sin valorar el esfuerzo y el tiempo que se necesitan para conseguirlo.
A diario nos enfrentamos a situaciones que ponen a prueba nuestro autocontrol y nuestra paciencia. Practicarla nos ayuda a ejercitar la reflexión y evitar tomar decisiones equivocadas o irreversibles, cuando en ocasiones puntuales somos impacientes y actuamos con pasión y sin detenimiento.
La paciencia nos aporta "equilibrio", y el equilibrio suaviza nuestro carácter ayudándonos a soportar contratiempos con más fuerza y a soportar la tristeza de forma más realista, puesto que el sosiego neutraliza la ansiedad e infunde una serenidad para afrontar momentos de gran desesperación.
Saber esperar y entender que "las cosas" no dependen de nosotros "exclusivamente", comprender que es necesario darles tiempo y que sucederán cuando sea el momento, es un ejercicio de paciencia que indica igualmente una cualidad de personas maduras.
Tal vez podamos reflexionar ante la idea, de cómo resultarían las situaciones cotidianas (las pérdidas económicas, los atascos de tráfico, las desgracias personales, la enfermedad, el mal tiempo, los olvidos, las discusiones, etc.) en caso de afrontarlas con paciencia.

Una paciencia, que desarrolle aptitudes para identificar y solucionar los problemas de manera armónica, con una correcta y templada interpretación', y una conducta acorde a cada situación, con la tolerancia suficiente para no producir daños externos, y con la seguridad de que la PACIENCIA ES UN OBJETIVO posible de trabajar y de alcanzar.

viernes, 3 de abril de 2015

No me interesa saber...


No me interesa saber cómo te ganas la vida. Quiero saber lo que ansías, y si te atreves a soñar con lo que tu corazón anhela.
No me interesa tu edad. Quiero saber si te arriesgarías a parecer un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa qué planetas están en cuadratura con tu Luna. Quiero saber si has llegado al centro de tu propia tristeza, si las traiciones de la vida te han abierto o si te has marchitado y cerrado por miedo a nuevos dolores. Quiero saber si puedes vivir con el dolor, con el mío o el tuyo, sin tratar de disimularlo, de atenuarlo ni de remediarlo.
Quiero saber si puedes experimentar con plenitud la alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que el éxtasis te penetre hasta la punta de los dedos de los pies y las manos sin que tu prudencia nos llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las limitaciones propias de nuestra condición humana.
No me interesa saber si lo que me cuentas es cierto. Quiero saber si puedes decepcionar a otra persona para ser fiel a ti mismo; si podrías soportar la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma...
Quiero saber si puedes ver la belleza, aun cuando no sea agradable, cada día, y si puedes hacer que tu propia vida surja de su presencia.
Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío, y de pie en la orilla del lago gritarle a la plateada forma de la luna llena: "¡Sí!".
No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes. Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de aflicción y desesperanza, agotado y magullado hasta los huesos, y hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos.
No me interesa saber a quién conoces ni cómo llegaste hasta aquí. Quiero saber si te quedarás en el centro del fuego conmigo y no lo rehuirás.
No me interesa saber ni dónde ni cómo ni con quién estudiaste. Quiero saber lo que te sostiene, desde el interior, cuando todo lo demás se derrumba.
Quiero saber si puedes estar solo contigo y si en verdad aprecias tu propia compañía en momentos de vacío".
Oriah Mountain Dreamer