jueves, 25 de julio de 2013

La carreta vacía


Foto: Gloria Jiménez

Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó: - Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más? Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: - Estoy escuchando el ruido de una carreta.  -Eso es -dijo mi padre-. Es una carreta vacía. Pregunté a mi padre:  ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos? Entonces mi padre respondió: - Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace...

Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace...

La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas. Y recuerden que existen personas tan pobres que lo único que tienen es dinero. Y nadie está más vacío que aquel que está lleno de sí mismo.


(Autor Anónimo)

sábado, 20 de julio de 2013

En el día del amigo

Foto Gloria Jimenez


Si un día sientes ganas de llorar, llámame,
no prometo hacerte reír 

pero puedo llorar contigo.


Si un día quieres huir,

no tengas miedo en llamarme 

no prometo preguntar para detenerte,
pero puedo correr contigo.


Si un día no quieres escuchar a alguien,

llámame y prometo estar muy quieta y en silencio,

pero si un día me llamas y
no encuentras ninguna respuesta,
ven rápido a verme quizás yo te necesite!!!
(Autor Anónimo)

jueves, 18 de julio de 2013

¿Porqué los perros viven menos que las personas?

La Canela. 
Foto: Gloria Jiménez.

Siendo un Veterinario, fui llamado para examinar a un perro Irlandés de 13 años de edad llamado Belker.
La familia del perro, Ron, su esposa Lisa y su pequeño Shane, estaban muy apegados a Belker, y estaban esperando un milagro.
Examine a Belker y descubrí que estaba muriendo. Les dije a su familia que no podíamos hacer ya nada por Belker, y me ofrecí para llevar cabo el procedimiento de eutanasia en su casa.
Al día siguiente, sentí la familiar sensación en mi garganta cuando Belker fue rodeado por la familia. Shane se veía tranquilo, acariciaba al perro por última vez, y yo me preguntaba si él comprendía lo que estaba pasando. En unos cuantos minutos Belker se quedó dormido pacíficamente para ya no despertar.
El pequeño niño pareció aceptar la transición de Belker sin ninguna dificultad. Nos sentamos todos por un momento preguntándonos el porqué de el lamentable hecho de que la vida de los perros sea mas corta que la de los humanos.
Shane, que había estado escuchando atentamente, dijo: ''yo sé porqué.''
Lo que dijo a continuación me maravilló, nunca he escuchado una explicación mas reconfortante que ésta. Este momento cambio mi forma de ver la vida.
El dijo, ''la gente viene al mundo para poder aprender como vivir una buena vida, como amar a los demás todo el tiempo y ser buenas personas, verdad?''.
''Bueno, como los perros ya saben cómo hacer todo eso, pues no tienen que quedarse por tanto tiempo como nosotros.''
La moraleja es:
Si un perro fuera tu maestro, aprenderías cosas como:
·        Cuando tus seres queridos llegan a casa, siempre corre a saludarlos.
·        Nunca dejes pasar una oportunidad para ir a pasear.
·        Deja que la experiencia del aire fresco y del viento en tu cara sea de puro.
·        Éxtasis.
·        Toma siestas.
·        Estírate antes de levantarte.
·        Corre, brinca y juega a diario.
·        Mejora tu atención y deja que la gente te toque.
·        Evita morder cuando un simple gruñido sería suficiente.
·        En días cálidos, recuéstate sobre tu espalda en el pasto, patas abiertas.
·        Cuando haga mucho calor, toma mucha agua y recuéstate bajo la sombra de un árbol.
·        Cuando estés feliz, baila alrededor, y mueve todo tu cuerpo.
·        Deléitate en la alegría simple de una larga caminata.
·        Sé leal.
·        Nunca pretendas ser algo que no eres.
·        Si lo que quieres está enterrado...escarba hasta que lo encuentres.

·      Cuando alguien tenga un mal día, quédate en silencio, siéntate cerca y suavemente hazles sentir que estás ahí.
(Autor anónimo)

jueves, 11 de julio de 2013

Aprender a Volar




"Había una vez, un rey que recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Pasados unos meses, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que al otro no sabía lo que le sucedía: no se había movido de la rama desde el día de su llegada al palacio, a tal punto que había que llevarle el alimento hasta allí. El rey mandó llamar curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el pájaro continuaba inmóvil. Publicó por fin un bando entre sus súbditos y a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente en los jardines. “Traedme al autor de ese milagro”, dijo entusiasmado y curioso el rey. En seguida le presentaron a un campesino “¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago, acaso? Entre feliz e intimidado, el hombrecito solo explicó: “No fue difícil, Su Alteza: sólo corté la rama. El pájaro se dio cuenta que tenía alas y se largó a volar". ¿Sabés que tenés alas? ¿Sabés que podés volar? ¿A qué estás agarrado? ¿De que no te podés soltar? ¿Qué está esperando tu rama para romperse? ¿Quién o qué la puede cortar? ¿Cuáles son las razones que hoy te impiden levantar vuelo? ¿Qué estás haciendo importante? "No puedes descubrir nuevos mares a menos que tengas el coraje de perder de vista la costa" Vivimos dentro de una zona de comodidad donde nos movemos, creemos que eso es lo único que existe. Dentro de esa zona está todo lo que sabemos y todo lo que creemos. Viven nuestros valores, nuestros miedos y nuestras limitaciones. En esa zona reina nuestro pasado y nuestra historia. Todo lo conocido, cotidiano y fácil. Es nuestra zona de confort y por lo general creemos que es nuestro único lugar y modo de vivir. Tenemos sueños, queremos resultados extraordinarios, buscamos oportunidades pero no siempre estamos dispuestos a correr riesgos, no siempre estamos dispuestos a transitar caminos difíciles o incómodos. Nos conformamos con lo que tenemos, creemos que es lo único y posible y aprendemos a vivir desde la resignación. El liderazgo es la habilidad que podemos adquirir cuando aprendemos a ampliar nuestra zona de comodidad. Cuando estamos dispuestos a correr riesgos. Cuando aprendemos a caminar en la cuerda floja. Cuando estamos dispuestos a levantar la vara que mide nuestra potencialidad. Un verdadero líder tiene seguridad en sí mismo para permanecer solo, coraje para tomar las decisiones más difíciles, audacia para transitar hacia lo nuevo con pasión y ternura suficiente para escuchar las necesidades de los demás. El hombre no busca ser un líder, se convierte en líder por la calidad de sus acciones y la integridad de sus intentos. "Los lideres son como las águilas, no vuelan en bandadas, los encuentras cada tanto y volando solos" . Nadie vendrá a rescatarte. Nadie cortará la rama. Tú eres el mago. Tu futuro está en tus manos. Solo necesitas comenzar.. AHORA!!!

¿Entonces.. qué es tener éxito?
Es comenzar por tener un sueño.
Es estar comprometido con los sueños.
Es tener confianza en sí mismo.
Es algo que no aparece por casualidad.
Es aceptar lo que no se puede cambiar.
Es saber cambiar a tiempo.
Es saber que lo único permanente es el cambio.
Es saber y poder delegar en los demás parte de nuestra tarea.
Es reconocerme en mis logros.
Es saber disfrutar de mis logros y de lo que tengo.
Es reconocer que me equivoque y pedir perdón.
Es reconocer que detrás de cada acierto pueden haber varios fracasos.
Es enamorarse de lo que uno hace.
Es no postergar y hacer algo ahora.
Es darse cuenta que estas eligiendo a cada momento.
Es reconocer las propias debilidades y fortalezas.
Es no parar jamás hasta conseguir los sueños.
Es saber con que fin hacemos las cosas.
Es no mirar hacia atrás.
Es actuar con entusiasmo.
Es transitar caminos desconocidos.
Es probar hacer algo que nunca hicimos.
Es probar hacer algo de una manera diferente.
Es saber que no estamos solos.
Es no rendirse jamás.
Es rendirse ante lo que no se puede cambiar.
Es disfrutar de cada momento.
Es disfrutar del tiempo libre.
Es tener tiempo libre.
Es accionar ya.
Es inventar un nuevo paso de baile cuando el anterior no funciona.
Es pensar en positivo.
Es tener metas claras.
Es tener perseverancia en la búsqueda de los deseos.
Es estar preparado para ver la oportunidad.
Es tener una actitud positiva.
Es desarrollar la creatividad.
Es utilizar la imaginación.
Es recomenzar con el mismo entusiasmo.
Es volver a empezar sin darse por vencido.
Es hacer las cosas lo mejor posible, pero hacerlas.
Es actuar como si ya hubieras logrado tus metas.
Es tener la paciencia necesaria.
Es tener claridad en el propósito.
Es no hacerse problema por las cosas pequeñas.
Es dejar una huella para que otros puedan seguirla.
Es jugar a ganar-ganar.
Es estar focalizando en lo que uno quiere.
Es arriesgar.
Es hacer cosas nuevas todos los días.

ÉXITO ES APRENDER A VOLAR, del libro:
"Pequeñas historias para grandes momentos"

Walter Salama.

jueves, 4 de julio de 2013

Horas buenas y horas malas

Vitraux de la calle Independencia
Foto de Gloria Jiménez



Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.
Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera.
Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.
Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche.
Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.
Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.
También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado.
No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada o todo.

Ángeles Caso.

Escritora Española.