Villa Tulumba.
Ideé este blog con la
intención de contarles de mis viajes, sobre los lugares que voy conociendo y mostrarles
fotos de esos lugares, y si cabe, conquistarlos para
que se decidan a
vacacionar en Córdoba o alguna de las provincias argentinas, las que nos
ofrecen mil y una opciones, no está demás decir que tenemos un país privilegiado, de norte a sur y de este a oeste.
Cuando empecé a viajar, comencé por
el norte cordobés, Ruta N° 9 hacia el triangulo que forman las
localidades de Colonia Caroya/Jesus María, Deán Funes y San José de la Dormida;
si van por ahí tienen que detenerse en Villa Tulumba. Tierras de sanavirones que después de la conquista fueron entregadas en mercedes al
Capitán García de Vera y Mujica en 1627, las que luego de herencias y ventas
llegan a manos de Antonio de Ataide, quien junto a su familia fueron los primeros
pobladores.
La economía de Tulumba estuvo basada durante mucho tiempo en la
ganadería, especialmente de mulas que eran enviadas para el trabajo de las
minas en Potosí. A fines del siglo XVIII el Marqués de Sobre Monte pidió a la
corona que fuera elevada a la categoría de villa; esto ocurrió el 3 de octubre
de 1803 cuando el rey Carlos IV otorgó por Real Cédula este título a la Villa
del Valle de Tulumba.
La Villa está en lo que otrora fue
el Camino Real –via de comunicación entre las minas del Alto Perú y la
salida al mar hacia España, por el Puerto de Buenos Aires.
Hoy Villa Tulumba es una
población que se detuvo en el tiempo y atesora un importante patrimonio
histórico y cultural que vale la pena conocer. Entre sus tesoros se destacan:
La Antigua Capilla. En el centro
histórico de la Villa ,
esta Capilla fue construída en los últimos años del Siglo XVII, en honor a la Santísima Virgen
del Rosario, en terreno donado por Don Antonio de Ataide. De construcción sencilla, muros de
adobe, cabriadas de madera y techo de pajas, fue ampliada y consolidada
posteriormente. Su suelo guarda reliquias de cientos de tulumbanos, entre los
que destaca Don Guillermo Reynafé.
Los tulumbanos se ufanan de su Santuario Mariano Diocesano dedicado Nuestra
Señora del Rosario de Tulumba. El templo, situado en el corazón de
la Villa con sus imponentes muros y torres. El Acta para la construcción de
este templo, así como la colocación de la piedra fundamental, fueron realizados
por Fray Mamerto Esquiú, en el año 1881. Su construcción comenzó en 1882 , se terminó
en 1892 y la inauguración se efectuó en un solemne acto el 14 de Agosto de
1898. De porte catedralicio, constituye
el corazón de la
Villa. Románico , notable, sobrio. Limpio por fuera y por
dentro. Los diseños de este Templo fueron trazados por el Arquitecto don Ángel
Maturet. En su interior guarda importante piezas de valor histórico y
artístico, como la tricentenaria imagen de la Virgen Patrona de
esta Villa, el Cristo Articulado de rostro mestizo, una imagen de la Virgen
Dolorosa.
Este
santuario tiene una particularidad que merece ser contada, esa particularidad
tiene que ver con el Tabernáculo Jesuítico de la iglesia. Esta talla es una de las obras más importante con la que cuenta la Argentina. Cuenta la historia que la devoción de los
tulumbanos ha tenido manifestaciones extraordinarias, una de ellas, se materializó
con la colecta realizada con motivo de la construcción del nuevo altar de la Catedral de Córdoba en
1803; por aquellos tiempos fueron los vecinos de Villa Tulumba quienes
aportaron mayor cantidad de piezas de plata y joyas, lo que les valió la
entrega del tabernáculo original trabajado en madera
por los indios de las misiones jesuíticas del Paraguay. Policromado y tallado
en madera de cedro paraguayo, originalmente perteneció al Templo de la
Compañía de Jesús. En esta joya de arte se destaca el
Sagrario, con el Monograma de la
Compañía de Jesús, los ángeles con sus rostros europeos y
mestizos, sus columnas salomónicas que rematan en capiteles corintios,
culminando esta primorosa decoración la Sagrada Custodia ,
centro de todo el conjunto ornamental.
Otra
de las reliquias es la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Tulumba. En 1592 llegó a
Córdoba la imagen de la Virgen
del Rosario, venerada desde entonces en Santo Domingo. Apenas un cuarto de
siglo después llegó a la
Capilla de esta Villa. Posee todas las características de la
imaginería del Siglo XVII.
La iglesia cuenta además con el Cristo
Articulado. Tallado en madera, corresponde a la época del Barroco, donde
se ponía el acento en el dolor humano. Sus brazos y cabeza son articulados.
Destacan su talla mestiza y sus ojos verdosos, que hacen suponer que, quizá, se
tomó como modelo a nativos sanavirones de la comarca. Por poseer la cabeza
articulada, era usado antiguamente en la hora tercia del Viernes Santo,
provocando escalofríos con la caída de ésta sobre el pecho. Se desconoce su
origen, pero sí podemos asegurar que es tanto o más antiguo que la imagen de la Santísima Virgen.
Se conserva en una de las
sacristías.
En los linderos de la capilla está el Tala de Fray Mamerto Esquiú. Árbol de
frondosa copa, que cobijó al entonces Obispo de Córdoba Fray Mamerto Esquiú en
los días de Santa Misión, se encuentra ubicado sobre el costado sud del
Santuario, dentro de la
Plazoleta Granadero José Márquez.
El Cristo de los Granaderos. Primer monumento de carácter religioso
levantado en el país, en honor a los Granaderos a Caballo del General San
Martín, caídos en el Combate de San Lorenzo, entre los que se encontraba un
hijo de Tulumba, el Granadero José Márquez. Originalmente estuvo enclavado al
Este de la Villa ,
en el año 1960, cambió de emplazamiento adonde se encuentra hoy. Actualmente este monumento se encuentra en uno de los
contrafuertes que domina todo el Valle de Tulumba.
Si recorremos las calles de la Villa nos encontramos con Las Cuatro Esquinas. Lugar de encuentros y
reunión de amigos, y de muchos artistas plásticos que se inspiraron y plasmaron
en sus lienzos esta pintoresca esquina. Sólo una de sus esquinas no corresponde
a la típica edificación de antaño.
En la esquina
diagonal encontramos una artística mayólica, obra del gran ceramista Fernando
Arranz, en la que se lee:
“Tulumba
Lindo nombre, bello pueblo,
Buena gente, fragante el pan.
Quien le ame, por todo ello
Deje las cosas como están”.
Se discute la
autoría de estos famosos versos, (que se anticipó en silencio al furor
reivindicativo ecológico actual); en la década del ´30
un grupo de artistas perteneciente a la
Casa del Teatro de la Falda , entre los que se encontraban Tito Luciardo
y Floren Del Bene, llegaron hasta esta Villa y colocaron esta mayólica.
La
casa de los Reynafé. No es posible hablar de la
historia de Tulumba sin reseñar la vida de los Reynafé. Don Guillermo Reynafé
se casa en 1779 con una dama tulumbana, Doña Claudia Hidalgo. Su familia se
compone de nueve hijos. Los hijos varones tuvieron participación activa en la
historia del Norte de la provincia, ya que todos ocuparon cargos de importancia
en la faz militar, llegando uno de ellos, José Vicente, a ser Gobernador de la Provincia de Córdoba (1831 a 1835.
En Villa de
Tulumba, cuando se hizo la distribución de terrenos en 1796, se les otorgó el
terreno que aún hoy se conoce como “La Casa de los Reynafé”. Desafortunadamente
esta familia entró en los anales de la historia de la Nación como responsables de
la tragedia de Barranca Yaco, con la muerte del General Facundo Quiroga y todos
sus acompañantes.
Tantos años de
historia están en un pueblito así de chiquitito.
Visitalo, no te vas a arrepentir.
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