Hola Papi, hola mi gordito:
7 de mayo, 0 hs, estoy tomando mi
último cafecito del día antes de irme a dormir, como gustaba a vos, mientras escucho
las noticias del día... hoy es tu “cumple”, sería el número 83. Te recuerdo siempre, con
frecuencia apelo a tus valores, consejos y ejemplos. Peronista, gallina y
pirata... por demás generoso, dabas todo a cambio de nada.
Tranquilo, de pocas
palabras pero cuando hablabas eras contundente. Siempre sabías qué hacíamos, no
había forma de engañarte, nada podíamos ocultarte “veo bajo el agua” nos solías
decir, cada vez que intentábamos ocultarte algo. Hoy sé que esa sabiduría era producto de tu
experiencia.
Recuerdo tus consejos “Al
ojo del amo engorda el buey”…
“quien más alto sube, más
se le ven los calzones”… “cuida el trabajo, sé responsable, llegá 5´antes y
retírate 5´después”… “si ves que algo podes hacer, hacelo, no esperes que te
manden”… “no te quedes con lo que no es tuyo, lo que es del agua, el agua se lo
lleva”…
Te levantabas temprano aun cuando
fuera día domingo y después de tomar tu café, empezabas a hacer ruido... encendías
la radio… entrabas y salías a la calle 100 veces… decías en voz alta para que
yo te escuchara “febo está
llamando”… “está de lindo el día, fenómeno para lavar”… y había que
levantarse; inducias sin mandar, con sutileza.
Ordenado y responsable como
ninguno, eso lo advertí cuando tuve que hacerme cargo de la casa, busqué
papeles de los servicios, cada uno ordenado por orden alfabético, rubro (luz,
agua, cable de la TV, etc.) y una carpeta por año.
Cumplidor con las deudas, primero
pagabas lo que se debía, enemigo de los crédito. “Si hay morlacos (dinero) se
compra, sino ahorrá y comprá de contado, no tengas deudas”;
aconsejabas y que cierto es.
Sutilmente me insistías para que estudiara,
pasabas y hacía un comentario “los
libros te están llamando”…
Maniático de la lectura, de
informarte, sabias de todo. De vos aprendí a resolver crucigramas. Sobre tu
mesa de luz hubo siempre un diccionario, leías el diario todos los días. Acciones
simples que fueron un ejemplo para mí y una guía en el camino de mi vida.
Fuiste duro para con vos mismo,
pero terriblemente débil ante el dolor de los demás. La única vez que te vi
llorar como a un niño, al que le rompieron su juguete más preciado, fue cuando
supiste que la operación de la mami –julio 2006- había fracasado… ese llanto
desgarrador es para mí, hasta hoy, inolvidable. Después que te fuiste supimos por los
comentarios de los vecinos que llorabas diciendo “la
vieja está mal, no tiene remedio, se me va”… ¡qué amor le tuviste! y
¡qué fuerza! en casa, nunca demostraste ni una pizca de cuánto dolor embargaba
tu corazón.
Hace poco deshaciéndome de
trastos viejos encontré una revista en cuya tapa de tu puño y letra decía “el día que yo no esté, no quiero
que me olviden”. Ya ves, este escrito es testimonio de mi recuerdo constante
de vos, de tu persona, de tus consejos, de tu paciencia, de tus ejemplos. Sé que andas por ahí. Que estás. Que sos mi otro angelito de
la guarda.
Papi ¡¡¡Feliz Cumpleaños!!!
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