La vida, un largo camino
Lago Puelo/Chubut (2013)
Foto: Gloria Jiménez
Aquí dejo todo lo que me hace
daño.
Es tiempo de ser más fluido
con la gente, conmigo mismo.
Es momento de dejar ir, de
permitir que el viento me despeine y me sacuda; que se lleve el resentimiento,
que mi alma perdone deudas y deudores.
Es tiempo de que me perdone a
mí mismo; ya me regañe bastante.
Fueron muchas las piedras que
yo mismo puse en mi camino; los puentes dinamitados...
Para autocastigo ya estuvo
bien; elijo el camino de la aceptación; es más barato.
Acepto y entiendo que merezco
empezar de cero; con alma transparente, y espíritu tranquilo.
En mi vida, a partir de ahora,
lo que ha de ser, será.
Entiendo que por más que me
angustie, no agregaré un centímetro a mi estatura; Jesús tenía razón.
Es tiempo de relajarme. Dios
no me está juzgando.
Así que, ¿por qué habría yo de
hacerlo?.
Es hora de levar anclas... De
liberar cosas, de soltar gente.
Nadie tiene porque ser como yo
quiera. Así están perfectos.
Así ha funcionado hasta este
momento su vida.
¿Qué mejor prueba podría pedir
para convencerme?.
Me dedico a atender lo mío, a
refundarme.
Viene bien tirar lo que ya no
sirve, perdonar.
Entre ser feliz y tener razón,
elijo lo primero.
Tener la razón es el peor de
los desgastes, pues te quita el sueño intentando corregir al universo.
Es hora de soltar amarras, de
confiar más en el Universo y menos en la apariencia de este mundo convulso.
Me dejo ir. La vida me
conduce.
Quiero comenzar de nuevo con
un corazón joven, que brinque de gusto con los cantos que anuncian el día.
Como cuando éramos niños ¿Te
acuerdas?.
Un alma que sea capaz de
asombrarse con el amarillo de los girasoles, de ver en el cielo un milagro
pintado de azul y no sólo un día más, llano y simple.
Es tiempo de soltar amarras y
maravillarme.
He estado demasiado ocupado
para ver las estrellas.
Elijo mirar la sonrisa del
sol.
Elijo abrazar al aire.
Me ama lo suficiente para
mantenerme con vida.
¿Qué mejor prueba de amor?.
Afortunadamente, se me dio la
facultad de elegir.
Elijo controlar a mis propios
demonios.
Es más... he decidido darles largas
vacaciones.
Es tiempo de soltar amarras,
de levar anclas, de dejarme en paz.
De tanto pelear conmigo mismo,
se me está olvidando a que saben las sonrisas.
¡Qué estupendo es cuando no
controlas a nadie!
¡Cuando no pides cuentas!
¡Cuando tiras a la basura los
rencores!
A partir de ahora quiero ser
más justo; la vida no es un tablero de ajedrez ni las personas caballos o
alfiles.
Trato a la gente como me
gustaría que me trataran.
Si algo nos debemos, te
ofrezco un abrazo, te pido una disculpa.
Yo ya me perdoné.
¿Podrías hacerlo tú también?.
Yo te invito.
Renovación es una palabra muy
comprometedora...
¡Te obliga a caminar sin
excusas!
Sin nadie a quien echarle la
culpa de nada.
Pero definitivamente es el
camino al cielo.
Nada es casualidad, no hay
accidentes en el mundo de la voluntad. Por eso, sea cual sea la razón por la
que estés leyendo estas líneas, elijo creer que el universo nos permitió crear
este lazo, aun cuando ni siquiera nos hayamos visto.
Elijo creer que estemos
dispuestos a sembrar más sonrisas en nosotros mismos y en la gente.
Te deseo que, ahora y siempre,
estés lleno de bendiciones.
Si sueltas tus amarras,
tendrás las manos libres para recibirlas.
(A.A.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, te agradezco la visita, dejame tu comentario, gracias!