Tilcara, cabecera del departamento del
mismo nombre, está ubicada en el punto medio de la Quebrada de Humahuaca.
Provincia de Jujuy. Debe su nombre a
una antigua etnia: los omaguaca y una
parcialidad de éstos fueron los “tilcara”.
Es una de las tantas localidades que no tiene fecha de fundación, cuando
los españoles llegaron los asentamientos indígenas poblaban toda la quebrada.
En dos oportunidades estuve parando acá
mientras recorría la quebrada, otra vez paramos a desayunar, íbamos a San Pedro
de Atacama (Chile) y en esta 4ta vine para ir al Toreo de la Vincha, el 15 de
agosto.
Esta localidad se sale de lo típico,
tiene la plaza y al frente la municipalidad y la iglesia está a un par de
cuadras; el ingreso a la misma es igual a la de Uquia, Casabindo, Purmamarca, esta
precedido por un dintel.
Iglesia de Tilcara.
Alrededor de la plaza están los artesanos, al, los
vendedores de cd truchos y coca, hay de todo! Desde ropa, cerámicas hasta
comida (unas empanadas ¡riquísimas!), en una de las esquinas de la plaza está
la casa –hoy museo- donde se velaron los restos de Juan Lavalle.
Casa Histórica, ahí se velaron los restos de Juan Lavalle.
En la otra
esquina la Peña de Carlitos, está abierta de 10 am a 3am. En las pizarras de la
puerta anuncia las comidas típicas, ingreso a la noche a partir de las 21 y a
las 21:30 música nativa en vivo. Hay varios lugares para comer y con música en
vivo pero la gente hace cola antes de las 21 para ingresar en la peña de
Carlitos; Carlitos es el dueño está presente en el local cada noche mezclándose
con los presentes y participando del show, pues también canta, pero la atracción
por esas noches es El Duende, un charanguista, con paso cansino sube al
escenario su sombrero de fieltro marrón de alas bajas cae sobre sus largas
rastas rubias y tapa sus ojos. Nunca habla; por lo menos yo no lo he escuchado.
Carlitos dice que es porque es muy tímido; pero al interpretar cada tema esa
timidez –sí es que existe- desaparece; sus dedos hacen hablar a las cuerdas del
charango.
La Peña de Carlitos.
Lo que si es sagrado en todo el norte y
en Tilcara también, es la siesta. No hay quien se mueva en esas horas salvo las
lagartijas y los turistas. De camino al hotel voy mirando acá y allá advierto
que algunas casas lucen en sus dinteles una cinta o moño negro, señal de luto
familiar. En una pared se ve al sombra de una pintada, "PJ - VOTE FREJULI", que el tiempo y las manos de pintura no pudieron borrar.
Por sobre una tapia asoman las flores blancas de un duraznero anunciando el adelanto de la primavera.
Legué a Norte Rupestre.
Ducha y descanso para ir a cenar a lo de Carlitos; a eso de la una de la mañana ya estamos de regreso y pronta la mochila para partir a algún lugar de esta provincia que la naturaleza dotó con tan bellos colores.
Un lugar para visitar: el Pucara de
Tilcara; el pucara fue una fortaleza construida por
los tilcaras en un punto estratégico de la quebrada. Los aborígenes fijaron en
la cima de los cerros sus residencias, el lugar era de difícil acceso y eso les
permitía a los residentes defenderse de los ataques. Los pucaras no solo tenían
solo el propósito de defensa sino también sociales y religiosos, además les permitían
ver desde lo alto los campos de cultivo.
Hay más lugares para ver La
garganta del Diablo y las cuevas del Waira, entre otros.
Maria Laura la dueña del
hotel donde nos alojamos, me cuenta que fiestas lindas son los Carnavales y Semana
Santa; creo que a fines de enero estaré reservando hotel para fin de marzo.
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